miércoles, 10 de marzo de 2010

Me apetecería comprarme… Los arhivos griegos, de Blanca Andreu (12 euros)


A principios de la década de 1980, una joven llamada Blanca Andreu ganó el Premio Adonais de poesía por De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall, se convirtió en la enseña de una corriente lírica llamada neosurrealismo, se casó con uno de los narradores españoles más influyentes y menos leídos, publicó otros dos libros y luego casi desapareció. Durante los años siguientes sus versos antiguos se encontraban en casi todas las antologías españolas de poesía reciente y en todas las de mujeres poetas, pero para leer los nuevos hubo que esperar a la publicación, en 2002, de La tierra transparente, un libro que pasó desapercibido. Ahora, nueve años después, vuelve con Los archivos griegos, de cuya publicación, afortunadamente, sí se han hecho eco los periódicos y suplementos culturales.
Un feliz regreso, del que reproduzco una muestra:

A UN CIPRÉS DE LA ACRÓPOLIS

Verás, ciprés, hermano
de los lirios
me recuerdas a un hombre
que amé y murió
y que era como tú alto y oscuro.
Delgado como música de cuerda
también su alma era ática
ascendía en la noche
por la secreta escala
de sí mismo
buscándose
buscando el alto cielo
como tú.

lunes, 8 de marzo de 2010

…Librescos remedios




Enseguida Guillermo me propuso que fuéramos a una librería para que yo eligiera un par de libros que él luego pagaría en concepto de regalo.¿Violaba este acuerdo mi propósito de año nuevo? ¿Era o no era comprar libros lo que esta a punto de hacer? Al final decidimos entre los dos que no, puesto que no era yo quien iba a comprarlos sino solo a elegirlos. Deseché las novelas –pues sabía que acabarían condenadas a una lista de esperar que no sé cuánto tardará en descongestionarse – para escoger un ensayo – La literatura norteamericana y otros ensayos, de Cesare Pavese – y un número especial de una revista del CSIC, Arbor, en el que quince escritoras españolas escriben sobre otras tantas autoras: 15x15 mujeres que cuentan en el siglo XXI.
Así yo no rompí mi promesa y Guillermo pudo hacerme un regalo.

sábado, 6 de marzo de 2010

Librescos males



Muchas veces he oído decir a amigos y familiares que habían pensado en regalarme un libro pero que no lo hacían por miedo a que ya lo tuviera. Así que cuando empecé a comentar en este blog los libros que me apetecía comprarme, y aunque no era esa mi intención primera, caí en la cuenta de que solucionaba de golpe dicho problema: dado que ya sabían que no iba a comprármelos, ellos tenía carta blanca para regalármelos.
Sin embargo, no calculé entonces que podía haber coincidencias como la que se dio esta semana. Dos días antes de mi cumpleaños recibí por correo un paquete de Margarita que contenía dos de los primeros libros que comenté aquí: Juventud americana y El libro de los otros. En cuanto se los enseñé a Guillermo, este puso cara de terror. ¡Él me había comprado los mismos libros, pero aún no me los había dado porque no había llegado el día de mi cumpleaños!
Afortunadamente, había una solución.
A librescos males...