miércoles, 6 de enero de 2010

Post pre-Nadal


Ningún adulto cree que, si se va a dormir la noche del día 5 de enero y deja sus zapatos debajo de una ventana, al día siguiente habrán desaparecido bajo una montaña de regalos gracias a la magia de unos magos de Oriente.
Pero algunos escritores creen que, si mandan un manuscrito a alguno de los galardones convocados por las grandes editoriales y se sientan ilusionados a esperar el fallo, al cabo de unos meses su novela será premiada o destacada como finalista gracias a su calidad literaria y la buena fe de un prestigioso jurado.
Que los Reyes son los padres uno lo empieza a comprender quizás demasiado pronto.
Que los premios los traen los agentes algunos lo llegan a saber quizás demasiado tarde.
Pero, si en este juego de azar que es la vida, aceptamos con tanta naturalidad que los Reyes no existen, ¿por qué no asumir que los grandes premios literarios son cartas que ya salen marcadas, con el nombre puesto?
Quien no esté dispuesto a seguir las reglas del juego, que no juegue.

(En la imagen, Carmen Laforet, ganadora del primer Premio Nadal por Nada)

3 comentarios:

  1. ¿De verdad? Es una decepción. Entonces qué necesitas, a parte de una novela bien escrita, interesante...? Un agente?? necesitas un agente para ganar un premio? No entiendo nada. Si las cartas salen marcadas...eso es trampa!!!!
    ILINUX

    ResponderEliminar
  2. Los premios, y aún más los importantes, siempre me han parecido una merienda de negros.

    ResponderEliminar
  3. ¡Qué gran novela!
    ¿Tenía agente Carmen Laforet?
    De ser así..., ¡menos mal que lo tuvo!
    Me encanta tu blog.

    ResponderEliminar