![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgumBMQwZhEzQ41P3Tb_EzfSEzIC15ET77YOewHV0ELF1eYtlZgr4MxqAnUrd79kiE2_IxN4EeWbEuOoUpotBJ8BBvmBz76HSZpKX-NgUipAPo-ZSiqYI57oIhW4aXKTzsILn6uoe8rI3Y/s320/candide.jpg)
Se cumplen quince días desde el inicio de mis propósitos de año nuevo y no he pecado. Prueba superada, si bien es cierto que esta ciudad donde vivo no ofrece ningún lugar que incite a pecar con exceso. La gran prueba, pues, vendrá cuando tenga a mano una librería comme il faut.
Mientras tanto (es decir, mientras se reanuda el curso y mis actividades docentes se multiplican por dos) ya no compro libros y tampoco leo mucho, a excepción de ciertas piezas inéditas de escritores muy jóvenes que, por razones laborales, tengo que evaluar.
Así, pues, y teniendo todo esto en cuenta…
SIGO LEYENDO… Grandes esperanzas.
ESTOY LEYENDO Y HE DE TERMINAR PARA YA… Cándido, que – ¡oh, sorpresa! – el otro día despertó entre mis alumnos de bachillerato un apasionado debate sobre los excesos y licencias que se permite su autor con fines satíricos. Me confesaron, además, que la tarde anterior a la entrega del trabajo estuvieron hablando vía Tuenti y Messenger de algunas posibles interpretaciones del libro. ¡Voltaire en el Tuenti! ¡Voltaire en el Messenger! ¡Viven los clásicos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario